Emocionante y limpio el tercer encierro de San Fermín.

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A una gran velocidad, los astados de Victoriano del Río han protagonizado un encierro emocionante, con peligro, pero no han propinado ninguna cornada, aunque sí varios heridos por golpes y caídas, seis trasladados en concreto.
En la cuesta de Santo Domingo dos toros se pusieron en cabeza separándose de la manada y al instante uno de los cornúpetas se adelantó para correr a gran velocidad él sólo, y así fue hasta que en Mercaderes perdió las manos y se reincorporó a la manada. En la plaza Consistorial este animal hizo por bajar la cara para embestir sobre un corredor que había caído al suelo y en Mercaderes giró la cara hacia su izquierda para embestir a los mozos que se colocan a los lados del encierro (momento en el que la res pierde las manos y se reincorpora al grupo, avanzando de forma inversa).
En la curva de Estafeta este mismo astado embistió sobre varios jóvenes, y se adelantó de nuevo dejando la manada atrás y corriendo él solo a gran velocidad lo que quedaba de encierro.
En el tramo telefónica sólo cabe destacar que un joven mostró una actitud anormal y en contra de las normal de los encierros, que fue agarrar del pitón izquierdo al animal que estaba corriendo a una gran velocidad, y que el personaje no pudo seguir, llevándose un gran golpe al ser arrollado.
Al final, en la entrada a la plaza, varios mozos caen al suelo siendo pisoteados por los animales y por los propios corredores que no pudieron evitar pisar a la masa concentrada en el suelo.
El encierro puso fin a los 2,26 minutos.