Copio y pego de Borja González para Purezayemocion.com, la crónica de la novillada en la tercera de la temporada de Madrid.
Los autobuses taurinos siempre han tenido su aquel. Recordamos tiempos pasados y no tan lejanos y hasta valoramos el sentido de mover masas en apoyo a unos y otros. Los ultras de Tomelloso hoy han dado, y de qué manera, su nota en la plaza de Madrid. Con aires de creencia y hasta sabiduría se plantaban con tiempo en los bajos del sol, para decorar con banderas y colorido lo que sin duda se ha convertido hoy en la portátil de Madrid. Un sin fin de palmas y vítores a su torero, sin importarles un “cojón” donde se encontraban, pidiendo música y orejas como en Villabernardo, y con el objetivo claro de sacar a su torero por la Puerta Grande. Hasta se unían a las palmas de tango que sectores de la plaza usan como desaprobación o protesta. Nada importaba donde cayera la espada o por donde se pasara el toro Antonio, únicamente sacar el moquero y vender la moto.
Centenares de paisanos viajaban y realizaban kilómetros para ver a su “torero” en lo que era su presentación en Madrid. Una auténtica marea de personas que poblaban las primeras filas de los tendidos de sol, en busca de un buen rato y por qué no echar una ayuda a su vecino, que posiblemente la necesite para llegar a ser algo en este mundo. Porque de toreo anda escaso, pero en este país de pandereta y chuflones no me puedo esperar nada. Lo preocupante es el daño indirecto que estas personas crean en un artista, porque el todo no vale.
Problema que se acentúa cuando de 5000 personas más de la mitad no tiene ni idea de lo que es un toro bravo o una mera corrida de toros. Ahí ya debemos empezar a preocuparnos, porque quizás no estemos haciendo las cosas como se deben. Y la culpa de todo esto lo tiene Taurodelta, por confeccionar carteles sin sentido, de relleno y paja, y por echar en temporada a los abonados madrileños, que huyen despavoridos de tardes sin sentido. Hoy por mayoría ganaban ellos, y por consiguiente la oreja, guste o no, fue pedida por una mayoría. ¿Entonces de quién es el problema? ¿Hasta qué punto o límite se debe respetar la concesión de oreja por mayoría? ¿Se debe bajar hasta estos límites el nivel de la plaza?
Y no sólo eso ha sido el problema de la tarde. La falta de rodaje y contenido de los tres actuantes ha sido más que preocupante. Vuelvo a afirmar que es inviable realizar tantas novilladas en Madrid porque no hay chavales suficientemente rodados como para venir a Las Ventas, y los pocos que hay por “h” o por “b” no quieren venir a Madrid, o no aceptan sus apoderados, quienes los llevan totalmente mimados. No hay escalafón suficiente para completar 20 tardes de novilladas en una plaza como Madrid, y eso es un fallo del pliego que debería modificarse. El pelotón y atasco que hay en matadores de toros si que debe ser correspondido en la capital.
Hoy la novillada salmantina ha ido sobrada en los reconocimientos. Una corrida de toros adelantada, con varios ejemplares de serio y cuajado trapío. Fachada no correspondida en casta y bravura, de la que han ido más bien suspensos. Tan solo salvo la embestida del segundo, la única con chispa y verdad de todo el encierro. No cumplieron en varas, donde fueron pésimamente tratados, y tampoco fueron sobrados de fuerzas.
En cuanto a los jóvenes Daniel Ruedas se las vio con el lote más serio y descastado de la corrida. Dos auténticos toros de plaza de primera, con seriedad suficiente como para desbancar a más de uno, integros en sus pitones y con cuajo estupendo de cabo a rabo. Dos animales que no dieron opciones al joven y pequeño Daniel, que vio como su presentación en Madrid no pasaba de discreta. Curioso el “palo” que emplea como ayuda, y las ganas que intentó imponer en su lote. El poco rodaje, la falta de autobuses y el poco material desdibujaron su tan preciada presentación en la capital.
Jorge Escudero volvía a Madrid para firmar su tercera comparecencia. Tres tardes sin triunfos ni pasajes destacados, un sinsentido que se empeñan en meternos año tras año, causado esencialmente por la falta de novilleros preparados para la altura que merece Las Ventas. Y toro tuvo, porque el segundo de la tarde fue seguramente el de más clase y motor de toda la corrida, con el “pero” de la mansedumbre mostrada en los primeros tercios, como todos su hermanos. Embestidas profundas y enriñonadas las de “Rodillero”, con el hocico por los suelos y la cabeza perfectamente colocada para el disfrute del de luces. No hubo acople, y tampoco mando, recorriéndose el platillo en más de diez minutos. Faena larga y apurada, en la que Justo perdonó el tercer aviso tras insistentes fallos con el descabello.
El quinto sería un toro simplón y de poco fondo, de mucho menos importancia que el segundo. De nuevo una faena larga y apática del vallisoletano, que no produjo el más mínimo sentimiento en los tendidos.
Negaríamos al tapar como verdadero protagonista de la tarde a Antonio Linares. Mucha culpa de ello la tuvo el séquito de palmeros que trajo consigo desde su pueblo manchego. En cuanto a su tarde obviando el resto no pasaría de discreta. Sin duda ambas faenas estuvieron marcadas por la división tan fuerte entre los tendidos, ya que mientras unos jaleaban como si no hubiera mañana, otros intentaban corregir posiciones o simplemente plantar cara al aluvión de fans que por todos medios quisieron el triunfo de su torero.
Muletazos bien citados pero horriblemente rematados, sin muñequeo ni salida, despedidos por completo, lineales y periféricos. Excesivos desplantes y miradas a los tendidos, populismo que en Madrid no vale y no cae bien. La estocada fulminante a su primero ayudó mucho en la concesión de la oreja. El bajonazo en el sexto y la mala actuación del puntillero, enfriaron la que hubiera sido otra petición de oreja. A Dios gracias que la cosa no fue a más, porque me veía poniendo candados a la puerta de Madrid.
El cabreo y alivio al caer el sexto equilibraba la pesadez de la tarde, alterada por momentos por esa afición acérrima de Linares, que tuvo la desfachatez de ni sacar a saludar al novillero tras pedirle la oreja en el cierraplaza. Imaginen hasta donde llega la afición de algunos.
Los novillos-toros de Sánchez Herrero:
- Primero. “Dulcero” Nº 11 colorado de 508 kilos (Silencio)
Manso, descastado y aplomado. No valió un duro. Excesivamente atacado de kilos.
- Segundo. “Rodillero” Nº 31 colorado de 498 kilos (Leves palmas)
Manso, embestidor y con mucha humillación por ambos pitones.
- Tercero. “Espartero” Nº 34 negro listón de 532 kilos (Leves palmas)
Manso, flojo y noble en la muleta. Falto de casta.
- Cuarto. “ Caminero” Nº 28 colorado de 505 kilos (Silencio)
Muy serio, con cara y aspecto de cuatreño. Descastado y aburrido.
- Quinto. “Principe I” Nº 12 castaño de 503 kilos (Silencio)
Otro toro cuajado. Noble, manso y descastado.
- Sexto. “ Principe II” Nº 14 castaño de 493 kilos (Palmas)
Bien presentado, boyante, con fondo y justo de casta.
Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. Tercera de temporada. 12 de abril de 2015. Novillos de Sánchez Herrero para Daniel Ruedas: silencio tras aviso y silencio. Jorge Escudero: silencio tras dos avisos y silencio tras aviso. Antonio Linares: oreja protestada y silencio. Entrada: Casi un cuarto de plaza. Nota: Buena brega de Marco Galán al tercero de la tarde. En general mala actuación de las cuadrillas y pésimos tercio de varas en líneas generales.
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